sábado, 2 de agosto de 2014

Paso de los Toros, base nazi

Inexplicable faro nazi en Rincón del Bonete 



Lo instalaron los nazis en 1940 seguramente con algún propósito oscuro… pero es probable que nunca sepamos cuál era.
Consideré relevante tener un corresponsal en Paso de los Toros, la ciudad natal de Dionisio Alejandro Vera (Davy), el periodista más extraordinariamente completo que conocí. Naturalmente le pedí que me indicara a alguien para el cargo.
“Simpático y eficiente parece su recomendado” le dije unos días después. “Simpático ahora”, me contestó, “pero antes  era un nazi podrido”. Salté hasta el techo, ¡¡nazi, contraté a un corresponsal nazi!!”, reaccioné. “No te preocupes botija –me dijo Davy– hasta el nazismo se cura con el rigor. El tipo es buen periodista, la está pasando mal y la mejor manera de terminar con estas cosas es condenarlas al olvido”. Concedo que soy un fiel adicto a esta manera de proceder… pero en el caso del nazismo… no sé… quizá lo mejor es no olvidar nunca.
Debo reconocer que el tipo parecía curado; lo puse a prueba dos o tres veces con noticias que involucraban a judíos y tuvo un comportamiento hasta solidario.  No es lo mismo haber sido nazi al lado de una represa que era un monumento al adelanto científico alemán, que ser nazi en las inmediaciones de Dachau. Pero, ¿qué querés que te diga? todavía me pregunto si hice lo correcto.
El faro del cual hablaremos hoy jamás orientó al piloto de ningún avión; quizás ayudó al capitán de algún barco.  Pero es injusto reprocharle eso a un faro que fue concebido para la navegación aérea, esto es, para conducir aeronaves hacia su destino o indicarles el rumbo en que estaban. Tampoco prestó nunca servicios de esa naturaleza.
 ¡Que no se te vaya a ocurrir asociar a Paso de los Toros con el nazismo! Es todo lo contrario, una primorosa ciudad con características únicas, comenzando por su gente, que es la contracara de cualquier pensamiento autoritario. Eso sí, cuando ven a uno engolosinado con lo poético, enseguida le pegan el grito: “¡Cortá con tanta dulzura!” y le recomiendan un agua tónica.
Hoy, tantos años después, todavía provoca extrañas sensaciones la lectura de un cruce de telegramas que se realizó al colocar la piedra fundamental de la Represa de Paso de los Toros:  ”Berlín, 17 de mayo de 1937. Excelentísimo señor presidente de la República Oriental del Uruguay, doctor don Gabriel Terra. Al buen éxito de la obra monumental del Río Negro, comenzada por iniciativa de su gobierno, expreso a su Excelencia mis más sinceras felicitaciones. Adolfo Hitler, Canciller del Tercer Reich”. Y esta respuesta: “Montevideo, 17 de mayo de 1937. Al Excelentísmo Sr. Adolfo Hitler. Führer Und Reichanzler. Berlín. Agradezco a V.E. su cordial felicitación con motivo de la iniciación de las obras hidroeléctricas del Río Negro. Confío en el éxito de las mismas porque serán realizadas por técnicos alemanes de gran reputación científica y tradición honorable. Nunca olvidará nuestro país todo cuanto ha hecho el gobierno de V.E. para facilitar la realización del contrato. Y tengo la seguridad de que a través de estas obras, cuyo impulso inicial celebra hoy el pueblo uruguayo, nuestros dos países han de sentirse cada día más vinculados en su firme amistad. Gabriel Terra, Presidente de la República”.
El fanal del faro tiene poco o nada que lo asocie con la Alemania nazi; salvo la lámpara original en la que se aprecia la esvástica que ornamentaba todo lo que tenía aquél origen. Probablemente no fuera su lámpara original, pues el faro había sido instalado originalmente en Pando, para guiar los vuelos nocturnos de la Compagnie Générale Aéropostale uno de cuyos pilotos era nada menos que Antoine de Saint-Exupéry. Con el tiempo, esa compañía se transformó en Air France, mientras todo el rumbo del mundo tomaba un giro felizmente muy diferente al que parecía encaminado.
¿Por qué razón ese fanal terminó en Paso de los Toros, coronando una torre de 25 metros de altura, esa sí construida por los nazis? Al parecer no quedó ninguna referencia y difícilmente sobreviva algún testigo que pueda ilustrarnos al respecto; pero muchas cosas se les pueden reprochar a los nazis, menos que se tomaran algún trabajo sin ningún propósito. ¿Hidroaviones acuatizando en el Lago de Rincón del Bonete para invadir Uruguay justo desde su corazón? Hoy parece un disparate, pero en aquellos tiempos mucha gente temía eso y hasta hubo uno, Arnulf Führmann, de quien se dice había planificado tal invasión.
En todo caso, aquella Alemania de Hitler que todavía no había revelado sus secretos siniestros, gozaba de la simpatía de Gabriel Terra, un dictador de particular estilo, con ideas repudiables y admirables al mismo tiempo. Hay quienes sostienen que en democracia hubiera sido imposible emprender una obra como esa descomunal represa, en medio de un implacable debate político.
Es algo tristísimo, pero probable. Ciertamente, había nazis en Uruguay; pero eran una patética minoría. En 1931 el alemán Julius Dalldorf fundó el Partido Nacional Socialista de Uruguay con muy pocos afiliados. Se llevan como novios con los falangistas españoles y los partidarios de Mussolini en un país de inmigrantes, donde algunos quedaban deslumbrados con los imponentes desfiles militares y con la cara de culo que teatralmente exhibían Hitler, Mussolini y Franco. La historia los trata como sus caras, pero cada tanto igual que la peste aviar, aparecen algunos confundidos. ¿No es difícil de entender esa gente que se pirra por los derrotados, con el agregado que los considera superiores a quienes los hicieron bolsa, por estúpidos y ambiciosos insaciables?
 Los sitios web que consultamos coinciden con que ese es un faro aéreo y no marítimo.  Podría ocurrir que el artículo merezca un ajuste por cuestiones de interpretación; pero consideramos con igual confiabilidad a las fuentes consultadas.
Al  hacer la revisión, nos topamos con un admirable y muy documentado artículo del viejo amigo Franklin Morales, cuya lectura recomendamos.
VERDADES NO CONOCIDAS
Una epopeya uruguaya
RINCÓN DEL BONETE
La obra empezó con el auspicio de Adolfo Hitler y tras mil obstáculos terminó siendo construida por anónimos peones rurales uruguayos.



A las tres de la mañana, sin ningún anuncio, cinco días antes de su inauguración oficial y cruzando los dedos, fue puesta en marcha la primera de nuestras represas hidroeléctricas.
A una señal convenida por radio, se desconectaron los generadores térmicos de la Central Batlle y una vasta zona de Montevideo quedó sin electricidad los seis minutos que tardó en hacerse la luz generada en Rincón del Bonete.
¿Por qué el sigilo, la incertidumbre?
Se trató de una decisión forzada, y carente de aval técnico, impuesta por el inminente colapso de la misma central Batlle que hoy nos continúa afligiendo cada vez que se enciende.
Quien accionó por primera vez la palanca en la "Casa de Comando" de Rincón del Bonete fue el legendario ingeniero Víctor Sudriers. Sus ex alumnos que en extraordinarias condiciones habían terminado de construir la represa, deseaban homenajear así a nuestro profeta de la hidrogeneración.
En 1903 Sudriers había descubierto el potencial del río Negro. Sus planteos llevaron a los primeros actos jurídicos de aprovechamiento de ríos y arroyos para navegación y regadío, pero sobre todo le desvelaba el desafío de la hidrogeneración.
Domesticar aquel caudal produciría energía mucho más barata que quemar carbón mineral y fuel oil traídos del Reino Unido y además civilizaría sus orillas, al reducir en un 90% las inundaciones que ocurrían aguas abajo y semejaban pestes bíblicas, y que hoy están olvidadas.
El indígena llamó Hum (Negro) al río que corre con un desnivel teórico de 16 centímetros cada mil metros y constantes cambios de dirección, debido a lo cual su largo de 760 kilómetros en nuestro territorio es 40% mayor a su extensión virtual, en una enorme cuenca de 68.000 kilómetros cuadrados, un tercio de la superficie de Uruguay.
La inauguración oficial de la represa se realizó cinco días después de que Sudriers la encendiera por primera vez. El acto oficial se hizo al mediodía de un día hábil, el martes 26 de diciembre de 1945 y, no obstante hallarse en la comitiva, el presidente Juan José de Amézaga se abstuvo de hablar. Lo hicieron los ministros de Obras Públicas, Tomás Berreta; de Salud Pública, Francisco Forteza, y los intendentes de Tacuarembó y Durazno.
Tres horas después hubo un tercer estreno, llevado a cabo por familiares y amigos del ex presidente Gabriel Terra, fallecido en 1942. Este grupo recordó a Terra en Paso de los Toros, en el sitio donde el 18 de mayo de 1937 se había descubierto la piedra fundamental de la nueva represa, en la esquina de la avenida 18 de Julio y Sarandí.
Telegrama de Hitler
Aquel día de 1937, cuando se colocó la piedra fundamental de Rincón del Bonete, trenes especiales transportaron gratuitamente desde cualquier parte del país a todo quien deseó estar presente. En la villa embanderada se reunieron 12.000 personas, hubo reparto de ropa de abrigo, juguetes, 4.000 paquetes con carne, fideo y arroz, sobrevolaron aviones, cayeron paracaidistas, estallaron miles de cohetes y desfilaron tropas de la Región Militar III, mientras a orillas del río se doraban a fuego lento 30 vaquillonas con cuero.
A las 14.30, el lujoso motocar Águila Blanca, símbolo del esplendor ferroviario, acercó a cuantos interesaba el acontecimiento en el mundo oficial, empresarial y diplomático. Todos excepto alguien a quien los romanos llamarían factotum, "hacelotodo".
El presidente Terra envió un discurso de una hora y media que fue difundido por una red de parlantes. Entonces no trascendió la razón de su ausencia pero después se supo que temió un atentado. Ya antes habían querido asesinarlo en 1935 en una reunión en Maroñas a la que asistió con el presidente brasileño Getulio Vargas. Entonces hacía tres años que había instalado la primera dictadura del siglo XX en Uruguay, luego de ser electo presidente en 1930, ultraje al que se agregaban acusaciones de "simpatía" hacia los regímenes de Adolfo Hitler y Benito Mussolini.
Para cierre de aquella gigantesca movilización "imperial" realizada en Paso de los Toros, típica de dictaduras y populismos, se dio lectura a dos telegramas que mezclaban graves tensiones mundiales con desgarramientos internos.
"Berlín, 17 de mayo de 937. Excelentísimo señor presidente de la República Oriental del Uruguay, doctor don Gabriel Terra. Al buen éxito de la obra monumental del Río Negro, comenzada por iniciativa de su gobierno, expreso a su Excelencia mis más sinceras felicitaciones. Adolfo Hitler, Canciller del Tercer Reich".
Y esta respuesta: "Montevideo, 17 de mayo de 1937. Al Excelentísmo Sr. Adolfo Hitler. Führer Und Reichanzler. Berlín. Agradezco a V.E. su cordial felicitación con motivo de la iniciación de las obras hidroeléctricas del Río Negro. Confío en el éxito de las mismas porque serán realizadas por técnicos alemanes de gran reputación científica y tradición honorable. Nunca olvidará nuestro país todo cuanto ha hecho el gobierno de V.E. para facilitar la realización del contrato. Y tengo la seguridad de que a través de estas obras, cuyo impulso inicial celebra hoy el pueblo uruguayo, nuestros dos países han de sentirse cada día más vinculados en su firme amistad. Gabriel Terra, Presidente de la República".
La piedra fundamental desapareció la misma noche y nunca se supo más nada.
Mil inconvenientes
Tres inauguraciones, el robo de la primera piedra y hasta posibles atentados ponían en evidencia los formidables obstáculos de todo tipo, color, forma y tamaño que debieron removerse para que naciera la primera represa hidroeléctrica uruguaya.
Por décadas hubo una batalla académica "generación térmica versus generación hidráulica" desatada por ingenieros duramente opuestos. Llamaban "aventura peligrosa desde todo punto de vista" comprometer al país en el mayor endeudamiento desde 1830, sin conocerse siquiera los registros de lluvias. El único mapa pluviométrico 1914/27 era inservible: anotaban los datos de la lluvia algún vecino, policía o empleado ferroviario sin mínima capacitación a cambio de irrisorios diez centésimos mensuales.
En lo político el batllismo no perdonaba a Terra el golpe de Estado y sus sangrientas secuelas. En los actos de campaña para la elección de 1942 que ungiría presidente a Juan José de Amézaga, se oía reclamar la demolición de la obra de Terra... la represa entonces todavía inconclusa.
Esta opresiva coyuntura nacional además se daba en un mundo que al redoble del tambor nazifascista marchaba hacia una hecatombe.
Peor escenario, no es imaginable.
Que se trató de la obra impulsada por una dictadura es tan cierto como que en mayo de 1925, a una semana de asumir como miembro del Consejo Nacional de Administración, parte colegiada del Poder Ejecutivo, Terra impuso el tema de la hidrogeneración como cuestión de Estado.
Para el anteproyecto/bosquejo, dos años más tarde el gobierno de Juan Campisteguy contrató al alemán Adolph Ludin, doctor en ingeniería y catedrático de hidráulica, autoridad internacional avalada por numerosas represas proyectadas y construidas en Europa y Asia.
Terra presidente ignoró la polémica teórica y arremetió tras el objetivo, lo que enfrentó al país a situaciones desconocidas como servidumbres y expropiaciones masivas, temas de enorme repercusión que instalaron en la opinión pública la conciencia de la construcción del complejo.
Servidumbres eran, son, permisos para trabajos transitorios en propiedad privada indispensables como cateos, "invasiones" en principio resistidas arma en mano, tanto que la primera servidumbre necesitó de un decreto con nombre y apellido el 30 de abril de 1934. "Impónese servidumbre de ocupación temporal hasta por el término de un año a contar de la fecha de la presente resolución, a los efectos de estudios geológicos del Instituto de Geología y Perforaciones, a una extensión de tres hectáreas de un campo propiedad de la señora Matilde Mondino de Carbonell, viuda de Rosendo Carbonell, ubicado en la 11a. Sección Judicial de Durazno...".
El tema de las expropiaciones requiere algunas referencias que hacían al proyecto mismo.
Ludin diseñó un embalse mínimo de 1.020 kilómetros cuadrados como reserva de agua de lo que llamó "Sistema Rincón del Bonete", la represa "tendría otras dos o tres aguas abajo" que de ser afectadas por sequías, se las abastecería abriendo las compuertas de la primera. El lago proyectado exigía cientos de expropiaciones por razones de "utilidad pública" dentro de un tiempo breve e improrrogable, 90 días para que sus ocupantes se retiraran a contar de una notificación que podía ser ficta.
La mayor parte carecía de "papeles", habitaban tierras "de nadie", heredadas o así lo creían, incluso se constataron ocupaciones de hecho de dos generaciones. Una persona llevó adelante todo el proceso de expropiaciones en la zona aledaña a Rincón del Bonete y Pueblo Cardozo: el juez de paz Pedro Armúa consiguió acuerdos terreno por terreno sin que hubiese una sola ejecución. De joven trabajaba en el mostrador de una tienda en Paso de los Toros. Era conocido y respetado por todos en tiempos en los que el juez de paz era elegido por ser "buen vecino". Recién tiempo después se recibiría de abogado.
En 1937, en un tercer llamado a licitación pública internacional, los trabajos para construir la represa se adjudicaron a un consorcio de cinco empresas lideradas por Siemens Schuckertwerle A. G., fundada en Berlín en 1883. Tres de ellas tenían importantes antecedentes en Uruguay donde por entonces la presencia alemana era fuerte, basta repasar los diarios para constatar el número, importancia y variedad de intereses y actividades.
Como fecha tope para finalizar la obra se fijó el 30 de abril de 1942.
Seis meses después comenzó a modificarse un río formado en el Terciario Superior y Cuaternario, que estaba entre barrancas de piedra y sobre un impenetrable basalto de 160 metros de espesor, ventajas comparativas frente a cuatro lugares analizados.
Unos 20 ingenieros especialistas de distintas ramas, 200 capataces, técnicos, obreros y administrativos altamente especializados venidos de Alemania se instalaron en una población singular, surgida en un descampado en la margen derecha cuya fecha de desaparición estaba escrita: el día del fin de la obra. La convivencia no presentó problemas, tenían un club social, cantina, oficios religiosos semanales, compartían servicios públicos. La diferencia más notoria estaba en la educación, en la Escuela Rural 56 flameaba nuestra bandera, a la que concurrían los hijos de alemanes, la bandera de la cruz gamada nazi.
Los trabajos se iniciaron con la construcción de una ataguía de hierro que desvió las aguas a la orilla izquierda y aisló 30.000 metros cuadrados, mantenidos secos por bombeo las 24 horas. En esa área aislada comenzaron excavaciones, perforaciones e inyecciones del subsuelo que equivalían a miles de metros lineales, para introducir productos químicos y toneladas de cemento, cuya calidad se controlaba a diario así como el hormigonado resultante en su compresión, tracción por flexión, impermeabilidad, características granulométricas de los agregados, porcentajes de humedad, tiempo de secado, etcétera.
La certeza de la guerra llevó a tomar recaudos agregados al contrato en la presidencia de Alfredo Baldomir, que sustituyó a Terra en los álgidos años 1938-43.
Algunos materiales en viaje fueron detenidos en puertos de Italia y España, entre ellos dos primeras turbinas Kaplan, que se hallaban en Vigo. Uruguay apeló a Londres por una protección internacional de "tránsito inocente", pero ésta no fue aceptada y las turbinas terminarían en una represa de Austria. El indispensable y costosísimo cobre, el mayor conductor de calor y electricidad después de la plata, pagado íntegramente por Uruguay y que por contrato debía hallarse almacenado en Alemania, había sido secretamente desviado por los alemanes a su industria de guerra.
En la cruz de caminos el ingeniero Luis Giorgi planteó que sólo Estados Unidos —que aún no intervenía en la guerra—, podía producir los equipos y materiales electromecánicos imprescindibles. Dos veces decano de Ingeniería y presidente de Peñarol, estaba al frente de la Rione, organismo creado expresamente para comandar el emprendimiento. Hoy olvidado, sin embargo se trató de alguien a quienes sus colegas reconocían un liderazgo cercano a la admiración.
En diciembre de 1941 Giorgi estaba en Washington iniciando negociaciones para la compra de generadores y líneas transmisoras cuando todo quedó en la nada: sin declaración de guerra, Japón atacó la flota estadounidense en Pearl Harbor. En adelante Estados Unidos se dedicaría de lleno a la industria bélica.
El año 42 marcaría un quiebre definitivo. Las reacciones continentales contra "el Eje" compuesto por Alemania, Italia y Japón se multiplicaron, sobrevino una ruptura de relaciones masiva, se libraban las históricas batallas de Stalingrado, El Alamein y Birmania que detuvieran el avance de las bestias. En Uruguay se expulsó al personal alemán de Rincón del Bonete.
Fue un retiro "no vigilado", con los riesgos implícitos. Quedaba sólo la estructura de hormigón u "obra blanca" casi terminada con la perspectiva de quedar en eso, un cascarón vacío. No había absolutamente nada de los cuatro fundamentos de generación hidráulica: ninguna turbina, ni un kilómetro de los cientos necesarios para establecer las líneas transmisoras a Montevideo, ni las estaciones y subestaciones receptoras y de distribución de electricidad en la capital.
En ese momento clave, el ingeniero Giorgi tomó una medida inusitada y extrema que encarrilaría las cosas. Con su colega Juan Carlos Rezzano como jefe envió a Estados Unidos, en misión de estudio, a cinco jóvenes y sobresalientes ingenieros recién egresados: Antonio de Anda, Franco Vázquez Praderi, Luis Jauge, Víctor Campistrous y Luis Alberto Cagno.
Debían observar los planos y represas en construcción y funcionando en aquel país durante seis meses, al cabo de los cuales regresarían a Uruguay para hacerse cargo de la terminación de la obra. En suma, resolver una situación tan excepcional como difícilmente pueda repetirse en alguna parte.
"Aquello fue una aventura. No existía ningún respaldo directo y responsable de una gran empresa especializada y con antecedentes reconocidos, ni un contratista general porque, al irse el consorcio que gobernara el obrador, no estaban ni los proyectistas ni quienes habían asumido construir la represa. Adaptar la maquinaria que al final vino de Estados Unidos era, es, para muy pocos. Pongamos un sólo ejemplo: es imposible saber sin ser un excelso especialista, cómo son y cómo están instaladas las partes empotradas en toneladas de hormigón, que además debieron adaptarse a nuevos diseños y conexiones externas", reflexionó el ingeniero de Anda en su residencia de Punta Gorda.
Llegaron los suministros adquiridos a 11 represas estadounidenses, principalmente de General Electric y Westinghouse, pero nada más.
En los trabajos no intervino ninguna empresa privada y de hecho ningún profesional extranjero. "Sólo vinieron dos ingenieros por breves días, uno para supervisar el montaje de las turbinas, el otro de los generadores", recordó Vázquez Praderi.
Pero nada hubiese sido posible de no contar con anónimos, inesperados y formidables aliados. Peones rurales llegados con bombachas de campo, faja y alpargatas devenidos obreros industriales que, juntos, vencieran en la mayor prueba que ha enfrentado el Uruguay independiente.
En un ejercicio de imaginación, resulta interesante trasladar aquellas realidades a nuestros días y conjeturar cuál podría ser el final de la historia. -Franklin Morales (http://historico.elpais.com.uy/Suple/QuePasa/05/09/17/quepasa_174250.asp).

Presentación del Municipio de Paso de los Toros

Represa Hidroelectrica “Gabriel Terra”

La represa de Rincón del Bonete, es una central hidroeléctrica pensada en 1904 por el ingeniero uruguayo Víctor Sudriers, proyectada por el ingeniero alemán Dr. Ing. Adolfo Ludín en 1933 e inaugurada el 21 de diciembre de 1945 y perteneciente a la empresa estatal de energía de Uruguay, UTE. Su capacidad nominal es de 160 MVA. Se ubica en el curso del Río Negro, pocos kilómetros aguas arriba de Paso de los Toros, y su embalse es el de mayor capacidad en el país, tardando tres meses en disminuir desde su nivel máximo a su nivel mínimo operativo cuando están en funcionamiento las cuatro turbinas tipo Kaplan, cada una de las cuales es alimentada por una tubería de 7 m de diámetro.

Historia

Fue en 1904, trabajando para el Ejército gubernamental, en el tendido de un puente flotante sobre el Río Negro, que el ingeniero Sudriers conoce el Río Negro. Puente flotante que previniera el aislamiento del norte del país en manos de las fuerzas de Aparicio Saravia, en comunicación con el sur del país por los puentes ferroviarios. El puente fue tendido en la Picada de los Ladrones, kilómetro 546 aguas arriba. Terminada la guerra entre los bandos Blanco (revolucionario del Interior del país) y Colorado (en el gobierno en Montevideo), al desarmar el puente se encuentran con una creciente fulminante, alcanzando las aguas niveles muy altos. Ante estos acontecimientos el ingeniero Sudriers visualiza el aprovechamiento hidroeléctrico del Río Negro para producir energía eléctrica económica, fundamental para el desarrollo del Uruguay. A lo largo del Siglo XX se fueron construyendo las tres represas que componen el aprovechamiento; Gabriel Terra (Rincón del Bonete), Baygorria y Constitución (Palmar).
Fue denominada Represa Dr. Gabriel Terra durante el período de facto en Uruguay de 1973 a 1985 como homenaje al presidente Gabriel Terra que concretó su construcción.

Atractivos Turísticos

Faro "Rincón del Bonete"Entre los atractivos turísticos para quienes visiten Rincón del Bonete, cabe mencionar la fachada del edificio de la Central, proyectada por el arquitecto Julio Vilamajó, con la misma fisonomía que la fachada de la Facultad de Ingeniería en Montevideo. Otro punto de interés es el Faro Aéreo de Rincón del Bonete, ubicado sobre la torre y depósito de agua potable de la población, fue instalado en 1938 por nazis apostados en la Obra. Faro aéreo actualmente en servicio, el cual puede ser observado a simple vista en un radio de 50 km.
La Central puede ser visitada en su interior de 9:00 a 12:00 y de 15:00 a 17:00, la Sala de Mando antigua, la galería de fotografías de la Obra en 1938, fotografías de la inundación de 1959. El mini museo del segundo piso con antigüedades, incluyendo el reloj electromecánico patrón, que regulaba la frecuencia de 50 Hz y la hora del Uruguay antes de la interconexión en alta tensión con Argentina. En la entrada del puente se encuentra la escultura ganadora del concurso conmemorativo de los 50 años de la Creciente de 1959 en Rincón del Bonete. La escultura realizada por el artista plástico Fernando Stevenazzi de Paso de los Toros, con la colaboración del arquitecto Andrés Rubilar de Montevideo.
Desde el puente carretero del dique, pueden observase numerosas aves; patos maragullones, gaviotas, gaviotines y el mal denominado “carancho” o “cuervo negro” por los lugareños. Este último, se trata en realidad de ejemplares de Buitre Americano Coragyps atratus o Cóndor Vultur gryphus, mezclados con algunos de buitres de cabeza roja Cathartidae, los que a pesar de su similitud no guardan relación directa con los buitres europeos. En Rincón del Bonete, en el monte de eucaliptos habita una numerosa colonia de estos buitres, la que podría ser una de las mayores de América del Sur, dado que se trata de especies en vias de extinción.

Inundación de 1959

En el mes de abril de 1959 se registró una creciente sin precedentes en el Río Negro, el segundo río más caudaloso del Uruguay, producida por intensas lluvias que se sucedieron casi ininterrumpidamente desde fines del mes de marzo a fines del mes de abril, provocando el desborde e inundación de la Central Hidroeléctrica Rincón del Bonete y su población adyacente. En el norte del país las lluvias registradas en el mes de abril arrojaron un promedio superior a 600 mm, y en la zona de Tacuarembó Chico se registró el máximo absoluto de 1200 mm. La lluvia promedio anual en esa región totaliza 1100 mm, es decir que en el mes de abril de 1959 llovió más de lo que normalmente llueve en 6 meses.
Las lluvias extraordinarias registradas entre el 24 de marzo y el 23 de abril alcanzaron un promedio de 608 mm para toda la cuenca, provocando una onda de crecida en el Río Negro que excedió el doble de los caudales máximos anotados en 50 años de observaciones, y excedió ampliamente las previsiones de los proyectistas de la obra, el Ing. Víctor Sudriers (a quien no fue posible consultar por haber fallecido poco antes) y el Dr. Ing. Adolfo Ludín, ingeniero alemán que había estimado la creciente máxima a producirse, una vez cada mil años, en 9.000 m3/s. La onda de crecida que llegó al embalse tuvo un pico máximo de aportes de 17.300 m3/s. Aguas abajo, dicho pico resultó reducido casi a la mitad por el efecto regulador del embalse, y fue así que el desagüe máximo alcanzó a más de 10.000 m3/s, al llegarse al nivel +85,00 metros en el embalse.
De no haber existido la retención de la represa de Rincón del Bonete, actuando como amortiguador, las consecuencias de la creciente de abril hubieran sido más que catastróficas para la ciudad de Paso de los Toros, ubicada aguas debajo de la represa. Sin el efecto amortiguador de la represa, las aguas habrían alcanzado un nivel de +71,00 m, cinco metros más que el máximo registrado de +65,93 m (Cero Oficial = +0,61 Cero Bonete) en las inundaciones de abril. El nivel normal de las aguas en las orillas del Río Negro, al atravesar la ciudad de Paso de los Toros es de +54,50 m.
Es un hecho común, por parte del público en general, asociar los fenómenos de crecidas e inundaciones en ríos y arroyos con la existencia de represas de riego o generación de energía eléctrica cuando, en realidad, su efecto es exactamente el contrario. Este fue el caso del embalse de Rincón del Bonete donde, tras la dramática creciente que afecto a las ciudades de Paso de los Toros y Mercedes, muchos fueron los reclamos económicos, investigaciones de comisiones del Senado de la República, en búsqueda de culpables en las autoridades de la época. Se culpaba de la inundación de ambas ciudades a la existencia de la represa, a un supuesto mal manejo de las compuertas del vertedero y a la voladura con dinamita de un tramo del dique de tierra.
Muy discutido fue si una temprana apertura de las 12 compuertas del vertedero, habría amenguado los niveles de desborde de la represa. Las compuertas comenzaron a abrirse el día 10 de abril con el embalse en la cota +79,70 m, nivel por debajo del nivel normal del embalse. En situaciones de lluvias con inminencia de crecidas, el personal de operación de la Central actúa procediendo a abrir las compuertas al superar el nivel del lago a la cota +80,00 m, lo cual se cumplió en esta oportunidad. La apertura total se realizó el 14 de abril, con el embalse en la cota +81,00, nivel un metro por encima de lo normal, y 3,30 metros por debajo de la cota de desborde del dique de la represa. En caso de haberse anticipado la apertura total de las 12 compuertas, cuando el nivel del embalse estaba en +79,00 m, el nivel de crecida máximo habría llegado a la cota +84,85m, o sea solamente 15 centímetros menos que el máximo realmente alcanzado, e igualmente hubiera desbordado el coronamiento del dique e inundado la sala de máquinas de la central hidroeléctrica.
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Como lo que más se discute es que la represa es casi integralmente alemana, con mínima participación estadounidense, nos parece interesante que el lector tome contacto con la versión recogida de fuentes directas por Morales: “Llegaron los suministros adquiridos a 11 represas estadounidenses, principalmente de General Electric y Westinghouse, pero nada más. En los trabajos no intervino ninguna empresa privada y de hecho ningún profesional extranjero. “Sólo vinieron dos ingenieros por breves días, uno para supervisar el montaje de las turbinas, el otro de los generadores”, recordó Vázquez Praderi”.
Pero nada hubiese sido posible de no contar con anónimos, inesperados y formidables aliados. Peones rurales llegados con bombachas de campo, faja y alpargatas devenidos obreros industriales que, juntos, vencieran en la mayor prueba que ha enfrentado el Uruguay independiente. En un ejercicio de imaginación, resulta interesante trasladar aquellas realidades a nuestros días y conjeturar cuál podría ser el final de la historia” (Fin de la cita). De manera que se podrán tener todas las admiraciones que se quieran a países extranjeros, pero no debería desconocerse ni la capacidad técnica local ni la habilidad del paisanaje.
Las terribles inundaciones de 1959
En fin, que quede claro que salvo estas excepciones, Uruguay estuvo del lado de los republicanos españoles y de los Aliados en la Segunda Guerra Mundial y que muchos se anotaron para ir a pelear por las libertades. También habría que hacer notar que en la lucha contra el nazismo, cuando este estaba casi derrotado, hubo uruguayos que cometieron injusticias y persecuciones contra cualquier cosa que pudiera parecer nazi o tuviera apellido alemán.
Además y esto me parece lo más trascendente sobre este punto que ya termina porque me produce escozor: ¿quién dijo que los técnicos alemanes eran nazis? Pudieron serlo algunos o muchos y eso tampoco los descalifica en tiempos en que el patriotismo y las ideologías no podían separarse en ningún bando.
Así que volvemos a nuestra represa que forma parte del paquete con el faro. Nos recuerdan en la Wikipedia, que la obra fue concebida en 1904 por el ingeniero uruguayo Víctor Sudriers, proyectada por el ingeniero alemán Dr. Ing. Adolfo Ludín en 1933 e inaugurada el 21 de diciembre de 1945 y perteneciente a la empresa estatal de energía de UruguayUTE. Su embalse fue el de mayor capacidad en el país con una superficie de 100 mil kilómetros, tardando tres meses en disminuir desde su nivel máximo a su nivel mínimo operativo cuando están en funcionamiento las cuatro turbinas tipo Kaplan, cada una de las cuales es alimentada por una tubería de 7 m de diámetro.
La obra había sido adjudicada a un consorcio de empresas alemanas y el pago se hacía con mercaderías exportadas a aquél país. Con tal motivo llegó a Uruguay un contingente de unos 40 técnicos acompañados de sus respectivas familias. Para acomodarlos, se construyeron preciosos chalecitos en lo que hoy es la parte norte de la actual población de Rincón del Bonete. De ninguna manera iban a rejuntar uruguayos con arios, así que para los técnicos y trabajadores uruguayos se construyó un complejo de viviendas y barracas, pero en la parte Sur. Corría el año de 1937 y todo se hacía a gran velocidad, tal como ocurrió con el Estadio Centenario.
También se construyó una escuela, sobre la cual ondeaba la bandera nazi, para que asistieran los niños alemanes por la mañana; por la tarde podían ir los escolares uruguayos. El 25 de enero de 1942 Uruguay rompió relaciones con Alemania, Japón e Italia cuando todavía nadie podía apostar por los resultados de la conflagración. La escuela dejó de funcionar y hasta hubo quienes propusieron demolerla. Los alemanes y sus familias fueron repatriados, las obras de la represa cesaron y solo quedó un alemán para contar el cuento. Era Walter Franz, naturalmente discrepante con el rumbo que había tomado su país, querido por los vecinos y capitán del remolcador Don Pancho, que prestó invalorables servicios durante la continuación de la obra. Tuvo servicios destacados hasta la heroicidad, durante las inundaciones de 1959, cuando los vecinos de Paso de los Toros pasaron momentos de desesperación.
Si el faro estuvo en actividad en ese tiempo, está claro que Walter y otros capitanes como él, lo hayan utilizado para orientarse, aunque rara vez era necesaria la navegación nocturna en el embalse.
En 1959, con el tanque de agua y la usina potabilizadora
La torre del faro, de 25 metros de altura, es al mismo tiempo un tanque elevado de agua de 100.000 litros, que abastece de agua a la población de Rincón del Bonete. Funciona junto con una  planta potabilizadora de agua desde su puesta en servicio el 16 de agosto de 1937. El acceso al fanal es mediante una escalera caracol. Agrega la Wikipedia que el faro fue restaurado y puesto en servicio en 1994, funcionando actualmente todas las noches, con una lámpara de sodio de alta presión de 400 W y 220 VCA.
Al día de hoy se desconoce la finalidad o propósitos con que fue instalado el fanal en 1940. Tampoco se han encontrado pruebas o testimonios de actividades del nazismo en Rincón del Bonete entre 1937 y 1942, exceptuando el propio faro de destino desconocido y la mencionada escuela.
Guillermo Pérez Rossel