martes, 19 de junio de 2012

Aguas termales en Pueblo Centenario

Sapo en su propio pozo

A 250 kilómetros de Montevideo y de la frontera con Brasil, sobre ambos lados de la ruta 5 y a orillas del Río Negro, se encuentra Pueblo Centenario, una pequeña localidad de alrededor de 2.000 habitantes. La mayor parte de su población laboralmente activa tiene un empleo público, generalmente en la órbita del Ministerio de Defensa Nacional o del Interior. Otros tantos dependen del pueblo vecino Paso de los Toros, ubicado al otro lado del Río Negro, en el departamento de Tacuarembó. “Es un pueblo muy tranquilo que está en una zona del país muy privilegiada”, dijo  Miguel Denis, secretario de la Junta Local de Pueblo Centenario.

Fue allí que, luego de años de búsqueda, se encontró un acuífero de aguas termales. En diciembre del año pasado, una máquina perforadora llegó a los 380 metros de profundidad y logró dar con el agua termal que pudo verse salir con una gran presión, elevándose varios metros sobre el suelo. “Es probable que se trate de un acuífero de origen marino. Eso lo confirmarán los estudios geológicos que determinarán la edad del acuífero, que se estima que ronda los 400 millones de años. Tenemos como referencia un pozo que se hizo en Rincón del Bonete cuando se implementó la represa hace como 60 años. De allí salía agua calentita y a partir de eso se pensó que había agua termal. Ese pozo lo mandamos a analizar, sabemos que se trata de agua salada, que tiene sulfato de magnesio y sales de calcio, propiedades excelentes con fines terapéuticos. Con ese estudio podemos adelantar que se trata de un acuífero con características muy similares, pero aún falta hacer algunos estudios del perfil del suelo”, señaló en diálogo con la diaria Wilson Ramírez, uno de los impulsores del proyecto termal.
Se trata de un acuífero de agua salada e hipotermal, según la catalogación, ya que su temperatura ronda los 25 grados. “Son distintas a las termas de Salto y Paysandú, que se nutren del acuífero Guaraní. Probablemente haya una similitud con las termas de Almirón, ubicadas en Guichón [localidad del departamento sanducero], porque también son saladas”, indicó.

Pozo vacante

La búsqueda del acuífero había comenzado hacía unos diez años, tomando como referencia el pozo existente en Rincón del Bonete, del cual salía agua tibia y salada. En ese entonces se creó un grupo de 13 personas, algunas de Pueblo Centenario y otras de Paso de los Toros, interesadas en llevar a cabo un proyecto turístico termal luego de dar con el lugar.
“En principio pensábamos desarrollar el proyecto en el campo de uno de los integrantes del grupo, en Tacuarembó. Nos invitó a trabajar juntos, hicimos los distintos estudios preliminares y los estudios económicos nos decían que no era rentable en ese lugar, trasladamos la idea a Rincón del Bonete y por distintas razones tuvimos que sacarlo de allí y proyectarlo en un padrón privado que compramos en Centenario sobre la orilla del Río Negro, a un kilómetro y medio de la ruta 5. Creamos una sociedad anónima que es propietaria del proyecto, del predio y del pozo. Tuvimos suerte en dar allí con el acuífero”, contó Ramírez. El predio es de diez hectáreas y mediante el proyecto, denominado Termal Marino del Hum, se piensa desarrollar un centro turístico que incluya un hotel cuatro estrellas con 40 habitaciones, 20 bungalows con servicio de piscina, un parque acuático, un campo de deportes y un espacio para el público itinerante.
Según Ramírez, los permisos para el proyecto están en trámite. “Está pendiente la habilitación de la Dirección Nacional de Medio Ambiente para la explotación turística y de aguas subterráneas. Ahora estamos haciendo los permisos y estudios pertinentes en relación con la característica del suelo, para ponerla exenta de inundaciones porque el terreno tiene niveles muy bajos y hay que nivelarlo. También mandamos a hacer un estudio sobre el impacto socioeconómico de Pueblo Centenario y Paso de los Toros, que aún no está pronto”, señaló.
A su entender la iniciativa es viable ya que tienen “todo a favor”, además de que “a los políticos les sirve muchísimo porque se reactivaría un lugar que está muy pauperizado,   no tenemos mucho desarrollo agropecuario ni industrial pero tenemos las condiciones ideales para hacer desarrollo turístico. El intendente de Durazno nos ha dado todo el apoyo porque lo ve como algo importante para la región”. Según indicó, hay “dos o tres inversores que están estudiando la rentabilidad del negocio. Es un tema de ponerse a hablar de números nada más”. Llevar a cabo el proyecto tal cual está pensado, según Ramírez, costaría alrededor de 15 millones de dólares. Consultado sobre cómo piensan vender el proyecto que hasta ahora sólo cuenta con un pozo y un terreno sin que otro tome la idea y la desarrolle en otro lado, Ramírez explicó que “hay permisos y reglamentos que impiden que se haga otra perforación a menos de tres kilómetros a la redonda del pozo existente”. Además hay alrededor de 30 oficinas estatales involucradas de alguna manera en este proyecto.

Al centro y adentro

El intendente de Durazno, Benjamín Irazábal, dijo a la diaria que el proyecto termal está en vías de ser declarado de interés departamental. “Es muy interesante. Si bien el agua no sale a la temperatura adecuada, hoy está en 25 grados y dicen que cuando se purgue va a subir a 28, pero se puede calentar por procedimientos solares u otros medios para alcanzar los 38 grados”, señaló y agregó que “es importante entusiasmar a inversores para que desarrollen el proyecto”. “Esto va a cambiar el turismo en el centro del país. Van a ser las termas más cercanas a Montevideo y a 250 kilómetros de la frontera con Brasil. El predio está sobre el Río Negro, lo que permite asociar al turismo termal los deportes náuticos, la pesca y la playa. Estaríamos integrando un circuito turístico que unirá a Durazno, Centenario, Paso de los Toros y San Gregorio de Polanco. Tenemos una gran expectativa y esto puede ser el puntapié inicial”, opinó. Consultado sobre la posibilidad de que la intendencia participe como inversionista del proyecto, Irazábal dijo que “en principio va a colaborar con la gente que está llevando adelante el emprendimiento para el pago de la perforación que ya se realizó. También estamos dispuestos a participar, en el marco de la ley de participación público-privada, si es necesario para llevar adelante el desarrollo de la zona”. Además apuntó que “la intendencia va a facilitar y a ayudar a hacer gestiones ante distintos organismos públicos y mejorar la caminería. Sin duda alguna que este proyecto camina solo si llega a viabilizarse, porque los diferentes proyectos termales del país han funcionado sin el apoyo importante de la intendencia”. Por otra parte, explicó que ha habido un importante crecimiento en Pueblo Centenario. “Se están radicando importantes inversiones, se está construyendo un aserradero que va a estar funcionando en breve, hay un proyecto de construir un frigorífico e inversiones de desarrollo de energía eólica. Esto independiente de la iniciativa termal; los inversores han descubierto la ventaja de estar en el centro del país”, dijo.

Sapo en su propio pozo

La localidad de Pueblo Centenario ha comenzado a reactivarse gracias a las distintas iniciativas pero es en el proyecto termal que sus habitantes fijan la mirada. “Las expectativas son muy grandes. Era un sueño anhelado que teníamos, no sólo con las termas sino con algún emprendimiento que permita un desarrollo laboral, porque los jóvenes estaban emigrando debido a la falta de trabajo.
Cayó como un tesoro del cielo; la gente ya anda con otra alegría, esperando el comienzo de todo esto. Se han instalado muchos comercios de los que la localidad carecía. La explosión de la zona ha estado relacionada con el asunto del proyecto termal. Hemos recibido a diario llamadas de distintos departamentos por consultas sobre terrenos y sobre la veracidad del proyecto termal. Ha sido una explosión tremenda, terrenos que antes valían 2.000 o 3.000 pesos hoy están costando no menos de 5.000 dólares un padrón normal y de ahí para arriba, y se está vendiendo”, dijo Denis. Consultado sobre la posibilidad de que se generen expectativas en torno al proyecto termal que luego se vean frustradas si no se concreta, comentó: “Antes de haber salido el agua yo tenía miedo pero tenía gran fe; cuando apareció y vimos que tenía esa temperatura y era salada, ya la pelota estaba en la cancha y hay que saber jugar”. Según Ramírez, Termal Marino del Hum podría generar entre 150 y 200 puestos de trabajo. Por otra parte, señaló que “habrá que capacitar a la gente; se necesitan guías turísticos, recepcionistas, entre otros, y eso sólo se puede hacer a través de Paso de los Toros. En ese sentido, logística y comercialmente, va ser el lugar más beneficiado y de eso hemos tratado de convencer al intendente de Tacuarembó”.
Juan José López, alcalde de Paso de los Toros, dijo a la diaria que su municipio “ha dado todo el apoyo” al grupo que lleva adelante el proyecto. “Creemos que en un par de años esto va a cambiar la vida de nuestra ciudad junto con otros emprendimientos que se están desarrollando en Tacuarembó. La gente tiene grandes expectativas; no hemos creado muchas ilusiones porque estas cosas a veces se pinchan, pero desde que se hizo este pozo hay muchas más posibilidades”, opinó.
Sergio Barceló vive en Pueblo Centenario donde tiene instalado, desde hace varios años, un almacén. Tal como contó a la diaria, el proyecto termal “ha cambiado al pueblo”. “Hay más ánimo, se compran terrenos y todos están pendientes de eso. Estamos enloquecidos”, sostuvo.
“Es lo único que puede salvar al pueblo; si todo está muerto, es la salvación para todo el mundo. Yo tengo esperanza en que eso va a salir. Cada vez que viene alguien le muestro el proyecto que se puede ver en un video en internet y le digo: ‘va a salir, va a salir’”, enfatizó.
Según Silvia Olveira, otra habitante del lugar y dueña de una peluquería en Paso de los Toros, “está bárbara la iniciativa, porque es un pueblito muy chico y es muy positivo para poder conseguir más puestos de trabajo”. Otro vecino de la zona, Hildo Rodríguez, que es militar retirado, coincidió con Olveira en que brindará más puestos de trabajo, que “es lo que necesita la zona”. “Tengo nietos estudiando y me gustaría que no se fueran, ojalá puedan seguir viviendo acá. El proyecto valoriza muchas cosas, incentiva el comercio; supongo que será una fuente de trabajo para los jóvenes, eso es importantísimo. Dios quiera que salga, sobre todo para retener a nuestros hijos y nietos. La gente está muy entusiasmada”,concluyó.
Inés Acosta – La Diaria


Compendio de artículos

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Luego de 11 días de perforación, el pasado domingo se llegó a los 380 mts donde tal como se preveía se llegó al prehistórico mar salado. En la tarde de ayer lunes y hoy martes se procedía al entubado del pozo para determinar en forma fidedigna las características químicas del agua y la temperatura.

Los estudios para determinar las características del agua se realizarán algunos en Uruguay, pero los más importantes en un laboratorio de Canadá especializado en el estudio del agua, informó el Dr. Wilson Ramírez.

Una vez cumplida esta etapa los empresarios que promueven el Termal Marino del Hum tocarán las puertas de los inversores con los cuales ya han hecho contactos en otras oportunidades.

Ramírez señaló que todo el grupo empresarial está muy contento con los resultados obtenidos “se cumplió lo que los estudios preliminares habían previsto”.

Se estima que es la misma veta del pozo de Rincón del Bonete que motivó todo el movimiento termal en el centro del país.

“Este acuífero de origen marino tiene millones de años, hemos comprobado que tiene un buen caudal y excelente presión. Es un agua mesotermal, estimamos que puede llegar a tener un temperatura similar a las termas del Guaviyu, uno 30 grados”.

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Aguas termales en Pueblo Centenario

13 de Diciembre de 2011 

La cantidad de piscinas dependerá de los inversores, aunque la presión y el caudal del agua son suficientes para la realización de varios proyectos similares. Se espera que el centro termal pueda ser una realidad en el correr del año 2013.
El necesario el acondicionamiento de la topografía del terreno, ubicando al emprendimiento en una zona exenta de inundaciones, así como la caminería, obras que demandarán de siete a ocho meses con una inversión estimada en unos 700 mil dólares americanos.


Termas "cambiarán la vida" a Pueblo Centenario


16.12.2011
La certificación de la existencia de un acuífero de aguas termales de origen marino en Centenario (undécima sección de Durazno) con el volumen, presión y calidad térmica necesarios, impulsa a actores privados y gobernantes de Durazno y Tacuarembó a avanzar en la posibilidad de concretar, en un corto período, un parque acuático termal de primer nivel en el centro del país.

El predio elegido fue adquirido por un grupo de personas locales. Allí se encuentra el pozo de estudio, se ubica en un sitio de ventajosa accesibilidad, a un kilómetro del ingreso principal a la localidad de casi 2.000 habitantes, distante a 58 kilómetros de la capital duraznense por ruta 5 y pegado a Paso de los Toros, Tacuarembó.

Los lugareños ven con enorme expectativa la posibilidad de que el proyecto se cristalice y no dudan en precisar que les "cambiará la vida". En el lugar donde surgió el agua termal se planea construir piscinas, bungalow y un hotel 4 estrellas con restaurante.

El anuncio fue el miércoles pasado en el Centro Social y Recreativo Centenario, con la presencia del intendente de Durazno, Benjamín Irazábal, el secretario de la Junta Local, Miguel Denis, el alcalde de Paso de los Toros, Juan José López, y los promotores de la iniciativa.

Los impulsores de "Termal Marino del Hum" -como se llama el proyecto- valoraron como una ventaja, en relación a las termas ya existentes en el país, que el lugar mezcla el ámbito natural de los lagos del río Negro con las termas. El proyecto supondrá una inversión superior a los US$3.000.000.

"El proyecto llevó unos seis años de estudios y las pruebas son contundentes", dijo Wilson Ramírez uno de los 10 integrantes del grupo inversor. El intendente dijo que es "muy auspicioso estar tocando agua salobre que sale a 24, 25 grados". Esperan elevar la temperatura a 35°C usando paneles solares.



El complejo termal de Centenario cambiará la realidad del turismo en el centro del país, expresó el intendente Irazábal. Empresarios y vecinos esperan por la pronta concreción del proyecto.
17/12/2011

Se pensó en un hotel 4 estrellas, y cabañas, una inversión que está por encima de los tres millones de dólares”.

Wilson Ramírez, accionista del proyecto, dijo que se generarán vías de ingreso a la obra a efectos de facilitar el acceso al turismo. Dio cuenta que se deberá acondicionar terrenos que actualmente son de UTE, unos mil metros. Las vías de acceso al predio estarán a cargo de la Intendencia dentro del predio sub urbano de Centenario, indicó, al tiempo que destacó que se cambió la denominación de rural a sub urbano a efectos de que se pudiera concretar el emprendimiento. 
El complejo turístico incluye servicios para itinerantes, playa y una veintena de bungalow.

Pepe Núñez se llamaba Pueblo Charrúa


Alentadas por la presencia de bacterias asociadas al gas butano, las autoridades de ANCAP resolvieron iniciar perforaciones en la localidad salteña de Pepe Núñez para profundizar en el conocimiento del suelo. Esto provocó la creciente presencia de investigadores, científicos, técnicos, fotógrafos y periodistas que no pasan desapercibidos en un pueblo que se llamó Charrúa y en el que hoy viven catorce familias.
Cartel Pepe Núñez

Interés de ANCAP en pueblo Pepe Núñez

comunidad de charrúas



Previo al inicio de las perforaciones, anunciadas por ANCAP para el mes de junio, la Secretaría de Comunicación designó un equipo integrado por fotógrafo, camarógrafo y periodista con el propósito de conocer, y hacer conocer el sentir de una comunidad enfrentada a posibles cambios históricos en su hábitat y forma de vida. A partir de esa expedición, la siguiente crónica presenta algunas características del pequeño poblado.
El grupo de trabajo debió arribar a la localidad ubicada a 180 kilómetros de la capital departamental y a 79 kilómetros de la ciudad de Tacuarembó. A la altura del kilómetro 160 de la Ruta 31, constató lo que cualquier viajero puede percibir antes de tomar el camino secundario que llega al pueblo: un esplendoroso paisaje natural, donde las tonalidades verdes se extienden hasta el horizonte y es posible percibir el sonido del viento que se desvanece entre los cerros.
En la intersección de caminos y al interior de un modesto almacén, ubicado a 19 kilómetros del pueblo, la paz del lugar se evidenciaba en la imagen de un viejo gato amarillo, que dormía al sol, recostado en un banco de madera. No había tránsito ni ruidos que perturbaran.
Sobre la pared del comercio, desde la pequeña pizarra escoltada por los tacos del casín, se advertía a los parroquianos que no se apoyaran en las bandas para no dañar el paño de la mesa, uno de los pocos entretenimientos del lugar. Detrás del mostrador, coronando una precaria estantería, una amplia reproducción, blanco y negro, del monumento a “Los Últimos Charrúas”, erigido en El Prado, en Montevideo, sustituía a policromos carteles publicitarios.
La almacenera no superaba los 35 años. Calentaba agua a razón de diez pesos el termo mientras pesaba galletas de campaña a unos clientes ocasionales, en una vieja balanza colgante Berkel. Su cabellera negra, los profundos ojos pardos, nariz aguileña y tez cobriza despejaban cualquier tipo de dudas sobre la existencia de indígenas en su árbol genealógico. “Eso me han dicho”, respondió al instante, al preguntársele si era descendiente de los pueblos originarios.
Mientras el agua no alcanzaba el punto de ebullición, hubo tiempo para una nueva interrogante: “¿Sos de este lugar?”, inquirió el periodista. Al instante señaló, con el índice extendido, un punto cercano de la Cuchilla de Haedo, y lanzó: “de Corral de Piedra”, sin afán de ampliar detalles.
El pequeño comercio, estratégicamente ubicado en un cruce de caminos, próximo al límite entre Salto y Tacuarembó ha recibido últimamente, con mayor frecuencia, la presencia de forasteros. Entre los visitantes no hay turistas, sino investigadores, científicos, técnicos de ANCAP, fotógrafos y periodistas.
Luego de transitar el zigzagueante camino de tierra, finalmente se llega al disperso poblado donde el edificio más característico es la iglesia, que en 2012 cumple 60 años.
Según se percibe en los comentarios de lugareños, el interés en aquel paraje —recóndito si se percibe con una perspectiva montevideana— creció conforme a la iniciativa de la empresa energética nacional en profundizar los estudios sobre el suelo, que derivarán en la confirmación o no, de la existencia de gas o petróleo.
Con anterioridad, Pepe Núñez se llamaba “Pueblo Charrúa”, hasta que adoptó el nombre de un antiguo comerciante de ramos generales del lugar, que mantiene hasta estos días. En el que fue un asentamiento indígena, en la actualidad viven catorce familias. Con el paso del tiempo la geografía del área conservó vestigios materiales y algunos nombres como los de “Cerro Charrúa”, “Paraje Charrúa” y “Zanja Charrúa”.
Hoy, el espíritu de los nativos no está presente solo en el cuadro del almacén o en el recuerdo perdurable de hermosos ambientes naturales. Palpita en la almacenera y perdura en otros hijos que permanecen en esta histórica y promisoria tierra, acerca de la que próximamente se entregará más información.


Escuela La Carolina en base militar, Durazno


Patricia Marino (23), viaja en helicóptero a la escuela y duerme en el salón de clase. Sus tres pequeños alumnos estudian entre el ruido de metrallas y explosiones de bombas. Así es la vida en la escuela rural La Carolina, perdida a las orillas del Río Negro.


Son poco más de cien kilómetros hasta la ciudad, con tramos intransitables ni siquiera se los puede llamar caminos.


Una maestra como bajada del cielo.

Es viernes. Terminó la semana de clases y la maestra, está pronta para volver a su casa, en la ciudad de Durazno. Pero no lo puede hacer. La copiosa lluvia de los últimos días dejó inhabilitada la pista de aterrizaje de pasto del aeródromo militar La Carolina, que está a pocos metros de la escuela donde ella da clases, en medio de los lagos del río Negro, próximo a la represa de Rincón del Bonete.
Mucho menos podrá volver por tierra. Son poco más de cien kilómetros hasta la ciudad, con tramos intransitables -ni siquiera se los puede llamar caminos, porque no existen como tal- donde abundan pozos, pastizales, ramajes y decenas de porteras para atravesar. Y peor bajo lluvia, donde los arroyos y cañadas inundan la zona.
“Y bueno… acá estamos aislados del mundo, comiendo una torta frita con mis pequeños (por sus alumnos), tomando unos mates y mirando por la ventana, viendo a ver si mejora el tiempo. Hay mucho verde y agua por acá”, dice con tranquilidad la joven (y única) maestra de una escuela poco conocida, incluso hasta en Durazno.
Se trata de la escuela rural La Carolina, que está enclavada justo en un destacamento militar de la Fuerza Aérea (perteneciente a la Brigada II de Durazno) y volvió a abrir sus puertas a mediados de 2010 luego de estar cerrada durante unos cuántos años.
“Estuvo un tiempo sin funcionar porque no había niños en la zona. Pero volvieron a aparecer pequeños y se reactivó. Ellos están chochos con su escuela”, cuenta Marino. Es que si no fuera por este lugar no tendrían acceso al estudio, ya que el centro educativo más cercano les queda, exactamente, a 65 kilómetros de donde viven actualmente. Matías (12), Diego (8) y Guillermina (8) son los tres alumnos que tiene hoy la maestra de esta particular escuela. El mayor cursa sexto de escuela, mientras que Diego está en tercero y la pequeña cursa segundo año.
“En principio eran cinco niños, pero dos de ellos se fueron con sus padres, que trabajaron un tiempo en una estancia cercana pero luego se mudaron a trabajar a otra estancia”, explica la maestra. De los tres que quedan, la niña es la única que no vive en el destacamento.
Guillermina vive en la estancia donde trabajan sus padres, que queda a 10 kilómetros de la escuela. Todos los días, religiosamente, la llevan y la van a buscar a la escuela en moto. En tanto, los otros dos pequeños viven en el destacamento; son el hijo y el sobrino del matrimonio de militares que están a cargo del aeródromo.

"Esta escuela funciona una semana sí, y una semana no. Una semana cada dos, me vengo a vivir con mis alumnos"

CASA SALÓN

Dado las distancias y la complejidad para los traslados la maestra también vive en el destacamento, de lunes a viernes, y con sus alumnos, aunque lo hace una semana cada dos. Es que el régimen de clases es distinto al de cualquier escuela urbana o rural.
“Esta escuela funciona una semana sí, y una semana no. Cuando me dijeron me llamó la atención porque ninguna escuela funciona así. Una semana cada dos, me vengo a vivir con mis alumnos”, explica a las risas la maestra que, por si fuera poco, duerme dentro del salón donde da clases. Un ropero de grandes dimensiones oficia de “pared divisoria” entre su espacio personal y su lugar de trabajo. “Nunca llego tarde a clase: me levanto, camino dos pasos y estoy en el salón (se ríe). La verdad me cambiaron todos los hábitos con respecto al año pasado, cuando daba clases en la localidad Centenario. Viajaba todos los días 70 kilómetros, ida y vuelta… Correr hasta la parada, correr a la vuelta. Acá hago vida de campaña”, dice contenta, mientras uno de sus alumnos le ceba mate y comparten tortas fritas recién hechas.
Además de la habitación de la maestra, el salón de clases cuenta con una estufa a leña, una pequeña biblioteca, el escritorio, bancos, un baño y las carteleras pertinentes al curso. Hace unos días la Fuerza Aérea donó pintura de color y los niños, junto con la docente, van a pintar una de las paredes.
Compartir las 24 horas con sus alumnos “es toda una experiencia”, cuenta Marino a El País . “Yo vivo con ellos, imagínate… Estoy las 24 horas del día con ellos. Es toda una experiencia, invalorable. No hay otra escuela igual a esta. Tenemos clase desde las 10 de la mañana hasta las 3 de la tarde. Y después seguimos juntos porque vivimos acá. Son unos santos y muy buenos alumnos, inquietos, metedores, con ganas de saber”, afirma Marino.
“Maestra, te llama tu ma-má”, interrumpe uno de los pequeños la entrevista mientras le alcanza el teléfono. “Ves que son unos santos”, acota Marino, al tiempo que le pide la llame por el nombre. “Me dicen maestra todo el día. Yo les digo que me digan Paty fuera del horario de clase, pero no hay caso. No logran diferenciar”. Salir a pescar, andar a caballo y recorrer el campo son las actividades preferidas de los tres niños, que aseguran, estudiarán en la Escuela Agraria.
“Después de clase, se ponen sus atuendos gauchescos, sus bombachas, sus botas, y yo me paso idiotizada sacándoles fotos porque son divinos, y por lo general se van dos horas a recorrer el campo. Y vienen y se ponen a jugar acá. Yo juego con ellos muchas veces, aunque los exijo con los deberes”, reconoce Marino, en su doble función.
El matrimonio de militares es el encargado del mantenimiento, cuidado, y la cocina del destacamento. Un lunes cada dos, Marino viaja con su perra en avioneta o helicóptero, desde la ciudad de Durazno, donde vive, hasta el destacamento donde se encuentra la escuela.
“Me encanta volar. Deseo que me manden siempre por aire. Por tierra es una transa. El trayecto es horrible, llegás toda zangoloteada, movida. No es nada cómodo”, reconoce a El País la maestra de La Carolina, que cada semana arriba a la escuela como “bajada del cielo”.
 

Una escuela “perdida”

 La escuela rural La Carolina se ubica a poco más de 100 km de la ciudad de Durazno, en medio de los lagos del río Negro, cerca de la represa de Rincón del Bonete. La escuela funciona dentro del destacamento de la Fuerza Aérea que cuenta con un aeródromo y un predio de práctica militar.
Por vía terrestre solo hay una forma de llegar. Desde la ciudad de Durazno se toma por ruta 5 al norte, algo más de 40 km hasta la localidad de Parish (después de Carlos Reyles) y desde allí sale un sinuoso camino de tierra que recorre 60 km hasta La Carolina.

“sentí que estaba en la Segunda Guerra Mundial dando clases”

Las clases entre ruido de metrallas y bombas

 Estar casi pegado a un aeródromo y a un predio de práctica militar hace que, por momentos, la clase se disperse, a pesar de que son solo tres alumnos. “La pista está al lado del salón y el predio de prácticas militares está a dos kilómetros a la vuelta. Hace poco vino una unidad especializada en detonación de bombas de Montevideo y yo te juro que me sentí que estaba en la Segunda Guerra Mundial dando clases. Unos estruendos tremendos, que hacían temblar todo”, contó a El País Patricia Marino, la maestra de la escuela. Es que generalmente suelen hacer allí las prácticas militares los efectivos uruguayos que están por partir de misión de paz.
Cada vez que llega al destacamento militar una brigada o un contingente a realizar sus prácticas, donde se despliegan aviones de la Fuerza Aérea y tanques de las Naciones Unidas, los niños se alborotan.
“Para los chiquilines es sumamente interesante. Cada vez que ven un avión por el aire o un tanque quedan encantados. Ellos se han subido a esos tanques que van a las misiones de paz, se sacan fotos… quedan chochos. Los aviones se ven por la ventana del salón, porque muchas veces vuelan bajito. Yo ya siento venir a un avión y ellos (los niños) me quedan mirando para ver si yo les digo que pueden salir a mirar”, dice la maestra, con complicidad.